Representación de cuerpos gordos en medios audiovisuales
Los medios pueden ser un aliado fundamental en promover o desmitificar las maneras en las que se juzgan a estas personas, siendo las mujeres las más afectadas con estos estigmas.
Este es un texto invitado escrito por Raquel Castro (¡muchas gracias Rake!)
En los últimos años, la forma de representar a las y los gordos, obesos o personas con cuerpos diferentes en los medios de comunicación ha cambiado, para bien, pero el camino que han tomado los cuerpos no normativos para convertirse en algo más que el blanco de la broma o el clásico “amigo gordo” no ha sido fácil. Hay una famosa frase: “el arte imita la vida”, tal cuál, el prejuicio contra los cuerpos gordos se vive en la vida real también se manifiesta en el mundo audiovisual. Los medios pueden ser un aliado fundamental en promover o desmitificar las maneras en las que se juzgan a estas personas, siendo las mujeres las más afectadas con estos estigmas.
De la vida real a la pantalla chica
Los estereotipos, siendo los físicos usualmente los más destacados, se extienden más allá del cuerpo: El personaje gordo tiene rasgos de personalidades marcadas y específicas. Este personaje es gracioso o ruidoso, brusco, torpe, inseguro, no sabe hablar con las personas que piensa que son atractivas, a veces es tímido y en innumerables ocasiones fue solo un accesorio que sirve al protagonista. Se perpetúa la idea de que las personas obesas no son el objeto de deseo o una historia relevante que contar en primera plana, tal como sucede con Mónica en los flashbacks que se nos presentan en Friends, quien antes de perder peso solo era la amiga gorda y torpe de Rachel.
¿Cuántas veces los medios han representado a personas obesas como “poco atractivos” “perezosos” y “sin motivación”? Programas como The Biggest Loser capitalizan sobre el hecho de tener individuos que al ser percibidos de esta manera quieran cambiar para llegar a ser su “mejor versión”. Poniendo en claro que un cuerpo gordo no es aceptable a menos de que quiera ser cambiado y “mejorado”, tal como el personaje que interpreta Chrissy Metz en This is Us (quien además firma su contrato con una cláusula que le demanda perder peso para igualar la historia del show).
Además, la personas espectadora puede ver el cambio físico como algo que a su vez afecta su personalidad, tal y como lo hizo con Rhonda en That 70’s Show quien al perder peso transformó su actitud incómoda y agresiva a ser una persona más agradable, dulce y amorosa; fomentando la idea de que todo va a estar bien cuando el cuerpo llegue al estándar que se promueve como ideal.
El mito favorito de Hollywood
Uno de los mitos principales del cine y la televisión es como la persona gorda tiene como meta de vida bajar de peso, como su sueño de vida (esto sobre cualquier tema personal, amoroso, laboral, etc.) es poder llegar a un número específico en la balanza y como, sin lograr esto, nunca estarían completas ni felices y mucho menos podrían encontrar realización en otras áreas. Considero que el ejemplo más notorio en el cine de comedias románticas es Bridget Jones, una mujer que tiene aparentemente todo pero que no puede ver su vida de manera objetiva ya que en su mente debe llegar a un peso específico antes de poder ser feliz. Bridget podrá tener amigos, familia, un trabajo exitoso, hobbies, parejas, pero dentro de la narrativa de su personaje el peso siempre juega un papel importante para ella misma creer que es merecedora de todo lo demás.
En las películas muchos personajes tienen establecido que odiar su cuerpo es gran parte de su historia y se encuentran fijados en esto, tal como Regina George en Mean Girls quien tiene una línea argumental en la cual, al buscar siempre estar más delgada y por ende “bonita”, los demás personajes la tratan de engordar para volverla “fea”, “poco deseable” o “desagradable”, volviendo al estigma de flaco = bueno y gordo = malo. Es aquí donde yace uno de los problemas al ver a las personas gordas, especialmente a las mujeres, en el mundo audiovisual: Su peso es usualmente el factor principal de su vida, casi como si la justificación de que exista esta persona en la pantalla sea su peso y lo que hace con él.
Cuando pensamos en shows que tienen a personas gordas en los que sus personajes son tratados sin su peso ser el factor número uno de su existencia tenemos ejemplos como Sookie, la talentosa chef y mejor amiga de Lorelai en Gilmore Girls. Sookie es un personaje al cual nunca se le atribuyen pensamientos negativos hacia su cuerpo, su autoestima es alta y además su vida gira alrededor de sus pasiones. Hasta ahí todo parece muy sano, pero eso no implica que las personajes principales no comentaran sobre los cuerpos de otras mujeres, como Rory cuando llamo hipopótamo a una bailarina en una crítica que escribe para su periódico o Lorelai comentando sobre el cuerpo de un hombre gordo en una piscina.
El progreso es lento, pero existe
Los audiovisuales recientes tratan de exponer a minorías que antes eran sujetas a una mala representación; tal como en décadas pasadas la homosexualidad era estigmatizada de formas crueles y ahora es tratada de forma respetuosa e inclusiva, de igual manera vemos el cambio ante personas con cuerpos no normativos.
Series como Drop Dead Diva, Unbreakable Kimmy Schmidt, Empire y Glow exhiben variedad de líneas de personajes que se alejan de solo ser sobre su peso y se centran en sus personalidades, luchas y vidas complejas. En Grey 's Anatomy como en Orange is the New Black muestran un elenco con cuerpos variados que reflejan de una mejor manera la diversidad no solo a nivel corporal sino en identidad de género, sexualidad, etc. Es también importante es ver como escenas sexuales son normalizadas también para personas gordas, es el caso de shows como Insecure o Brown Girls, donde vemos a mujeres disfrutar del sexo y sus cuerpos sin estigmas ni tapujos.
El santo grial del progreso y respeto, especialmente dirigido a una audiencia joven, es My Mad Fat Diary. El show tiene como protagonista a Rae Earl quien, después de un intento de suicidio, batalla contra sus deseos de ser una adolecente cualquiera, su familia, su vida amorosa, su futuro y por supuesto esto se complica por su visión hacia su cuerpo. La serie no es perfecta, al igual que muchas otras, pero se le celebra el traer a la cancha muchos temas que se pasan por alto o siquiera son tratados de forma regular en series para jóvenes.
Si el reto de todo audiovisual es proporcionar entretenimiento para los espectadores, en el siglo XXI donde día con día se abren más las personas y se muestran en maneras tan diversas, es esencial que los productos que consumimos sean una fuerza de inclusión, de bien, para todo tipo de cuerpos y así crear conciencia, para que el cambio sea para la visión sana de todos los cuerpos gordos, obesos o no normativos. Porque si lo que vemos tiene que ser algo en específico: que sea una fuente de bien, especialmente para la salud mental de todas las personas.